Desafíos y soluciones del hormigonado en tiempo cálido

El hormigón es uno de los materiales más versátiles y utilizados en la construcción. Sin embargo, las condiciones ambientales, entre ellas la temperatura, pueden influir significativamente en sus procesos de fraguado y  de curado y en las propiedades finales del material. Específicamente, hormigonar en tiempo cálido presenta una serie de desafíos distintos a los que se encuentran al hormigonar en tiempo frío.

 

Diferencias entre hormigonar en tiempo cálido y en tiempo frío

Verter hormigón en tiempo cálido implica trabajar bajo temperaturas elevadas, las cuales aceleran el fraguado y el endurecido del hormigón y afectan negativamente a sus resistencias a 28 días. Por el contrario, hormigonar en tiempo frío requiere manejar las bajas temperaturas que retardan el fraguado y la evolución de las resistencias, comprometiendo fuertemente la resistencia inicial del material.

En tiempo cálido, la evaporación del agua es más rápida, lo que puede llevar a una pérdida de trabajabilidad y a una mayor probabilidad de fisuración por retracción plástica. En cambio, en tiempo frío, el riesgo se centra en la congelación del agua en la mezcla antes de que el hormigón haya fraguado adecuadamente, lo que puede causar expansión y debilitamiento muy fuerte del elemento afectado. Principalmente, las losas son los elementos más afectados por las condiciones climáticas, y las exteriores aún más.

 

Dificultades en tiempo cálido y consideraciones necesarias

El hormigonado en condiciones de calor extremo presenta varias dificultades clave que deben ser manejadas cuidadosamente, y que van desde un fraguado demasiado rápido hasta graves daños en su curado.

  1. Rápido fraguado. El aumento de la temperatura acelera las reacciones químicas en la hidratación del cemento, provocando un fraguado mucho más rápido que presenta dificultades en la pérdida de trabajabilidad y en la evaporación del agua en la fase plástica. Así, se reduce fuertemente el tiempo disponible para trabajar con la mezcla, afectando la colocación y el acabado.
  2. Pérdida de agua por evaporación. La alta temperatura y la baja humedad relativa aumentan la velocidad de evaporación del agua en la mezcla de hormigón, lo que puede llevar a una pérdida de trabajabilidad y al desarrollo de fisuras por retracción plástica.
  3. Incremento en la demanda de agua. Para compensar la evaporación rápida, no se puede aumentar el contenido de agua en la mezcla, ya que ello modificaría la relación agua / cemento de ese hormigón, con todos los problemas de durabilidad inherentes. Añadir agua al hormigón está expresamente prohibido por la normativa vigente.
  4. Dificultades en el curado: Mantener una adecuada hidratación durante el curado es crucial. En climas cálidos y/o en presencia de viento, se deben implementar métodos de curado especiales, como el uso de mantas húmedas (muy poco usado), rociado continuo de agua (fuerte huella hídrica de la obra) o el empleo de agentes de curado adecuados a la exposición que se va a tener realmente (fuertemente recomendados).

 

Tipos de aditivos utilizados para hormigonar en tiempo cálido

Para mitigar los problemas asociados con el hormigonado en condiciones cálidas, se utilizan varios tipos de aditivos que ofrecen beneficios significativos:

  1. Aditivos retardadores. Estos aditivos ralentizan el fraguado del hormigón, permitiendo disponer de más tiempo para su colocación y acabado. Los retardadores son esenciales en ambientes cálidos, ya que compensan el efecto acelerador de las altas temperaturas.
  2. Reductores de agua. Los aditivos reductores de agua mejoran la trabajabilidad del hormigón sin necesidad de añadir agua adicional. Esto es crucial para mantener la resistencia y durabilidad del hormigón mientras se combate la rápida evaporación de agua en climas cálidos.
  3. Aditivos superplastificantes de última generación. Los superplastificantes son una forma avanzada de reductores de agua que permiten una trabajabilidad extremadamente alta sin aumentar el contenido de agua. Estos aditivos son especialmente útiles para proyectos donde se requiere un hormigón de alta resistencia y trabajabilidad bajo condiciones de calor extremo.
  4. Agentes de curado. Los agentes de curado se aplican a la superficie del hormigón para formar una película protectora que retiene el agua dentro de la mezcla. Esto es fundamental en climas cálidos para asegurar un curado adecuado y evitar fisuras por deshidratación rápida. Es imprescindible su uso en el hormigonado de losas interiores y exteriores.

 

Beneficios de utilizar aditivos para hormigón y mortero en climas cálidos

El uso de aditivos específicos en el hormigonado durante épocas de calor ofrece numerosos beneficios: control del fraguado, mejora de la trabajabilidad, reducción de fisuras, aumento de la resistencia y facilitación del curado.

De una parte, los aditivos retardadores permiten un mejor control sobre el tiempo de fraguado del hormigón, lo que facilita la colocación y el acabado en condiciones de alta temperatura. Por otro lado, los reductores de agua y superplastificantes mejoran significativamente la trabajabilidad del hormigón, permitiendo una mezcla más manejable sin comprometer su resistencia.

Además, al mantener la hidratación adecuada y reducir la evaporación rápida, los aditivos ayudan a prevenir las fisuras por retracción plástica, mejorando la durabilidad del hormigón. También, al optimizar la relación agua/cemento y controlar el fraguado, los aditivos contribuyen a un desarrollo más uniforme y fuerte de la estructura del hormigón.

Por último, los agentes de curado simplifican el proceso de curado en climas cálidos, asegurando que el hormigón retenga la humedad necesaria para un desarrollo óptimo de sus propiedades mecánicas.

En definitiva, hormigonar en condiciones climáticas extremas, tanto cálidas como frías, requiere un manejo cuidadoso y una adaptación de las técnicas tradicionales de construcción. En climas cálidos, el uso de aditivos específicos como retardadores, reductores de agua, superplastificantes y agentes de curado es esencial para mitigar los desafíos asociados y asegurar un hormigón de alta calidad. Estas estrategias permiten mantener la trabajabilidad, reducir el riesgo de fisuración y mejorar la durabilidad del hormigón, garantizando el éxito de los proyectos de construcción bajo temperaturas elevadas.

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