Consejos técnicos para elegir el aditivo adecuado según el cemento, la temperatura y el tipo de obra

El uso de los nuevos aditivos en el hormigón ha transformado la construcción moderna, permitiendo una mayor especialización, eficiencia y durabilidad en todo tipo de proyectos. Sin embargo, esta evolución técnica también implica una mayor complejidad a la hora de seleccionar el aditivo adecuado. No se trata de elegir un producto genérico, sino de comprender cómo interactúa cada aditivo con los componentes de la mezcla, las condiciones ambientales y los objetivos del proyecto. Una elección inadecuada puede derivar en problemas de trabajabilidad, mantenimiento de la consistencia, etc.

Uno de los factores más determinantes en la compatibilidad de un aditivo es el tipo de cemento utilizado. Aunque pueda parecer un detalle menor, los distintos cementos tienen composiciones físicas-químicas y comportamientos muy diferentes. Los cementos con alto contenido en filler calizo u otras adiciones activas pueden modificar la eficacia de los superplastificantes, afectando la reología de la mezcla o el mantenimiento de la consistencia. Por ello, es imprescindible verificar la compatibilidad entre aditivos y cementos en el laboratorio antes de su uso en obra, especialmente cuando se introducen cambios en la formulación o en el origen de los materiales.

También las condiciones climáticas influyen de forma decisiva en el comportamiento del hormigón y, por tanto, en la elección del aditivo. En climas fríos, el uso de acelerantes de fraguado y / o anticongelantes se vuelve casi obligatorio para evitar que la mezcla quede vulnerable a las heladas durante sus primeras horas. Pero no todos los acelerantes funcionan igual en todas las condiciones: los de tipo alcalino pueden provocar una evolución térmica excesiva, mientras que los más modernos, de base no alcalina, ofrecen una reacción más controlada y predecible. Por el contrario, en climas cálidos es fundamental optar por reductores de alto rango, con efecto retardador que alarguen el tiempo de trabajabilidad y minimicen la pérdida de agua por evaporación, sin alterar el desarrollo de resistencias iniciales y finales

El tipo de obra y la técnica constructiva prevista condicionan también la elección del aditivo. En elementos estructurales de gran volumen, como cimentaciones o muros pantalla, se prioriza una buena trabajabilidad y una evolución controlada del calor de hidratación, por lo que es frecuente utilizar superplastificantes combinados con aditivos reductores de retracción. En cambio, en estructuras prefabricadas, donde el tiempo es un factor crítico, los aditivos acelerantes que permiten un desencofrado rápido resultan clave para optimizar los ciclos de producción. Por su parte, en pavimentos industriales, se valoran especialmente los aditivos que mejoran la planimetría y reducen la rugosidad del acabado, reducen o compensan la retracción y permiten ejecutar losas sin juntas, algo cada vez más demandado por razones técnicas y de mantenimiento, e incluso estéticas.

Es también importante prestar atención a la secuencia de mezclado. El orden en que se añaden los materiales al amasado, así como los tiempos de mezcla y espera, influyen en la eficacia del aditivo. Por ejemplo, algunos superplastificantes de nueva generación exigen un premezclado más prolongado para que su acción sea homogénea en toda la masa. En obras con exigencias de calidad elevadas o en ambientes muy agresivos, puede ser conveniente trabajar con mezclas doblemente aditivadas, combinando productos que actúen sobre distintas propiedades del hormigón.

A la hora de elegir los aditivos, conviene también tener en cuenta su homologación y cumplimiento normativo. En el ámbito europeo, las normas UNE-EN 934 definen los requisitos y ensayos para diferentes tipos de aditivos. El marcado CE garantiza que el producto cumple con estos estándares, pero no asegura por sí solo su idoneidad en todas las aplicaciones. De ahí la importancia de contar con asesoramiento técnico especializado por parte del fabricante, que pueda interpretar correctamente los datos de ensayo y recomendar la dosificación más adecuada para cada situación concreta.

En el sector de los aditivos, como en tantos otros, la experiencia es un valor decisivo. Las empresas fabricantes cuentan con conocimiento acumulado sobre compatibilidades, formulaciones y comportamiento de los productos en condiciones reales de obra. Este saber hacer permite anticipar posibles incompatibilidades, ajustar las dosificaciones según el tipo de cemento o de árido, y adaptar la elección del aditivo a las condiciones de ejecución más exigentes.

El conocimiento profundo de la interacción entre materiales, condiciones ambientales y requerimientos de proyecto permite optimizar el diseño de las mezclas, reducir costes, mejorar la calidad final del hormigón y, sobre todo, evitar sorpresas en la obra. Elegir los aditivos adecuados no es una decisión menor: es una pieza clave en la cadena de garantía de calidad de cualquier proyecto de construcción.

ANFAH y sus asociados promueven un uso responsable, técnico y ajustado de los aditivos en el hormigón y el mortero. La innovación constante en nuevos productos químicos debe ir acompañada de una correcta prescripción y aplicación, basada en datos, ensayos y experiencia. Solo así es posible aprovechar todo el potencial de los aditivos para construir estructuras más duraderas, seguras y sostenibles.

 

 

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