La industria de la construcción se encuentra en un momento crucial donde la descarbonización se ha convertido en un objetivo primordial. En este contexto, las estrategias para reducir la huella de carbono del hormigón han adquirido son claramente un objetivo prioritario. En este artículo, nos centraremos en una de las tácticas más efectivas: el uso de aditivos superplastificantes de última generación. Estos compuestos desempeñan un papel esencial al permitir una mayor reducción de agua de amasado y una excelente trabajabilidad al mismo tiempo, contribuyendo así a la sostenibilidad ambiental al confeccionar hormigones más compactos y menos porosos, por lo tanto, mucho más duraderos.
Las oportunidades para descarbonizar el hormigón se encuentran en la reducción de la cantidad de agua por metro cúbico para disminuir al máximo la porosidad del hormigón. Además, la industria cementera está explorando nuevos cementos especiales tanto para el prefabricado, como para el hormigón preparado. También son un objetivo la combinación de las armaduras metálicas en menor cuantía con el uso de fibras poliméricas que disminuyan la fisuración del hormigón y el uso de áridos reciclados en un futuro bastante inmediato. Estas estrategias actúan sobre los componentes del hormigón que tienen una mayor huella de carbono: cemento, áridos y acero.
La industria del cemento está comprometida en reducir las emisiones de CO2 asociadas a su proceso de fabricación y a los componentes del cemento. Estrategias como la sustitución de clinker en el cemento con materiales alternativos, como el filler calizo y otras adiciones activas como las puzolanas naturales y la escoria siderúrgica pueden ahorrar considerables emisiones de carbono. Aquí es donde los aditivos superplastificantes de última generación entran en juego, permitiendo reducir el contenido de clinker en los nuevos cementos compuestos mientras mantienen las prestaciones del hormigón.
Estos nuevos aditivos para hormigón y cemento ofrecen una vía prometedora para ayudar a reducir el contenido de clinker en los nuevos cementos compuestos. Estos productos sustitutos, al incorporarse a la mezcla, actúan sobre los componentes del cemento sin comprometer en absoluto la calidad del hormigón final. La industria de los aditivos está desarrollando constantemente nuevos productos para mantener las resistencias iniciales y finales y mejorar la durabilidad del hormigón mientras se optimiza el uso de los nuevos cementos compuestos.
Los aditivos superplastificantes de última generación aportan cuatro características fundamentales a las nuevas mezclas de hormigón más respetuosas con el medio ambiente. Estas incluyen un excelente mantenimiento de la trabajabilidad, reología idónea para la correcta colocación y compactación del hormigón en estado fresco, propiedades de resistencias mejoradas a todas las edades y alta robustez. Su capacidad para controlar el exceso de agua en mezclas con menor contenido de clinker es crucial para mantener la cohesión del hormigón.
A través de tecnologías innovadoras, los aditivos reducen el contenido de agua inicial en la mezcla. Sus estructuras químicas optimizan la retención de trabajabilidad y la hidratación del cemento, adaptando la fórmula a las características específicas del cemento utilizado. Esto garantiza una excelente fluidez y reología, incluso en condiciones adversas, permitiendo una gran facilidad de bombeo y una gran docilidad para la colocación del hormigón.
El sector del hormigón está colaborando activamente para proponer soluciones más sostenibles. La combinación de los nuevos cementos, aditivos superplastificantes de última generación y áridos con una fracción importante de áridos reciclados busca alcanzar los objetivos de descarbonización para el año 2050. Innovaciones como la captura de carbono y la reducción de la relación clínker/cemento mediante adiciones reactivas, como escorias de alto horno y puzolanas naturales, demuestran el compromiso de la industria con prácticas más ecológicas.
En la búsqueda de la construcción sostenible, los aditivos superplastificantes de última generación se convierten en elementos clave para la descarbonización del hormigón. Su capacidad para mantener las propiedades del hormigón, incluso con menor contenido de clinker, ofrece una ruta eficaz hacia un futuro más respetuoso con el medio ambiente. La colaboración entre todos los actores implicados en la cadena de valor del hormigón es esencial para alcanzar los ambiciosos objetivos de descarbonización y construir un mañana más sostenible.