Superfluidificantes

Superfluidificantes

Los superfluidificantes, o reductores de agua de alta actividad, son productos que al ser incorporados al hormigón aumentan, significativamente su trabajabilidad, para una misma relación agua/cemento, o producen una considerable reducción de esta relación si se mantiene su trabajabilidad.

Las formulaciones de estos productos están basadas en dos materias primas, de tipo polimérico:

  • Sales de melamina formaldehido sulfonada.
  • Sales de naftaleno formaldehido sulfonado.

Estas moléculas pueden actuar sobre el cemento de forma tensio-activa, reconduciendo el agua por la pasta del hormigón, haciéndola más fluida, y neutralizando las cargas electrostáticas de los gránulos de cemento, produciendo su defloculación, lo cual favorece su hidratación. Ya que esta comienza por la parte exterior de los granos de cemento y los cristales formados crean una membrana que dificulta la progresión de esta hidratación hacia el interior del grano, cuanto más pequeños sean, mayor cantidad de cemento se hidratará.

Como vemos, los superfluidificantes actúan sobre el cemento, por tanto, su eficacia esta en función de la composición del cemento, sobre todo su contenido en C3A y alcalinos.

Las ventajas que aportan al hormigón este tipo de productos son importantes, ya sea en su estado fresco o endurecido.

Para el hormigón fresco podemos citar:
  • Facilidad de bombeo.
  • Facilidad de rellenar encofrados muy armados.
  • Desarrollo rápido de las resistencias.
  • Ausencia de segregación.
  • Mayor compacidad.
  • Pasta cementante más densa y homogénea.
Una vez endurecido, su estructura tendrá:
  • Menos fisuraciones.
  • Menos porosidad.
  • Mayor impermeabilidad.
  • Mejor adherencia en la interfase pasta-árido y pasta-armadura.
  • Superficie exterior y de ruptura más lisa, menos descarnamiento de los áridos.
Todas las características del hormigón mejorarán, en especial tendrán:
  • Mayores resistencias mecánicas.
  • Menores deformaciones.
  • Mayor durabilidad:
    • Mayor resistencia a los ciclos hielo-deshielo.
    • Menor permeabilidad al agua y gases (menos ataques de cloruros, carbonatación, . . .)
  • Mayor resistencia a la abrasión.
  • Mejora de la resistencia al fuego

Para su utilización, los superfluidificantes han de adicionarse al hormigón junto al agua de amasado o, preferentemente, después de esta, siendo necesario, en este caso, un amasado suplementario de un par de minutos.

La composición del hormigón a fluidificar ha de tener un mayor contenido en finos que un hormigón normal, ya que su cantidad influye en el buen funcionamiento del aditivo, aumento de cono, cohesividad, etc.

La cantidad a poner oscila entre el 1% y el 3%, en relación al peso de cemento, en función de los resultados requeridos. No obstante, y teniendo en cuenta que estos productos no retrasan el fraguado y endurecimiento del hormigón, hay casos en los que puede subirse esta dosificación hasta el 5%, sobre todo para fabricar hormigones de altas resistencias o prestaciones especiales.

En cualquier caso, y esto podemos citarlo como su único inconveniente, ha de tenerse en cuenta que el tiempo de mantenimiento de la trabajabilidad que le proporciona es relativamente corto, y dependerá del cono de partida, antes de la adición del aditivo, del cemento y áridos empleados, la temperatura ambiente, etc.

Esta perdida de consistencia es debida, principalmente, a la coagulación física de las partículas de cemento, aparte de su hidratación química.

Cuando se desee mantener el cono fluido durante más tiempo, pueden redosificarse pequeñas cantidades del aditivo o usarse superfluidifilcantes-retardadores.

Se recomienda el uso de aditivos superfluidificantes para hormigones bombeados, de altas resistencias, pretensados, estructuras muy armadas, prefabricados, pavimentación y, en general hormigones de gran durabilidad.